Hace unos años el gran intelectual Günter Grass, martirio de todo aquel que no fuese de izquierdas, expendedor de certificados de ética prêt-à-porter y endiosado como solo se endiosa el relativista que tiene la verdad absoluta, que no es otra que su verdad que cambia con sus circunstancias, nos sorprendió, a tirios y troyanos, con el reconocimiento de que había colaborado con el NSADP.
El autor del "Tambor de hojalata" no se ruborizó con su pasado nacionalsocialista sino que además, fiel a la máxima relativista "nada es verdad ni es mentira, solo depende del color del cristal con que se mira", intentó convencernos de que no pudo hacer otra cosa; de que todos los alemanes tuvieron que colaborar con el régimen o elegir ora el exilio ora el campo de concentración.
Pero he aquí que un historiador y periodista, llamado Joachin Fest, alemán como Grass, quien le tildaba de revisionista y dulcificador del nazismo, fascista dirían por estos lares, replicó que no; que naranjas de la China, que los hubo quienes dijeron que no al imperio del mal.
Joachin Fest publicó su libro "Yo no", en el que relata como las pasaron canutas en su familia porque su padre, un maestro católico, no se plegó a las exigencias de una ideología que contravenía su moral.
"La explicación más sencilla para el auge del nacionalsocialismo era que, al igual que todos los grupos lucrativos y dispuestos a utilizar la fuerza, atrajo a los oportunistas. Esto queda demostrado tanto por el tumultuoso desbordamiento de los llamados "caídos de marzo", que se contaban por cientos de miles y que se afiliaron al partido a última hora durante la primavera de 1933, como también por la desaparición del partido en 1945 sin dejar rastro."
En nuestra España está sucediendo algo parecido con el separatismo. Muchos oportunistas son atraídos por su fuerza, por el lado oscuro de la fuerza, que dan la apariencia de ser muchos pero que en las urnas no son tantos, como nos temíamos. Igual que el padre de Fest, y otros alemanes que dijeron no, una directora de un instituto de Cataluña, Dolores Agenjo, levanta la voz para declarar que ella sí sufrió las presiones de los que hoy se esconden entre el grupo para eludir sus responsabilidades ante la justicia.
Es admirable como los ciudadanos se enfrentan al "procés" mientras los gobernantes no se atreven.
Hartos estamos de los Grass y los Mas. ¡Bienvenidos sean los Fest y las Agenjo".
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