sábado, 6 de febrero de 2010

Crisis de perspectivas

Según nos cuentan los sociólogos el ochenta por cien de los alumnos de bachillerato no tienen definida su vocación profesional. Lo que se traduce al Román Paladino como que en el tramo final de las enseñanzas medias desconocen qué estudios universitarios han de elegir. Pero por grave que parezca esto hay cosas que lo son, a mi modo de ver, aún más. Cuando se les pregunta qué tipo de trabajo desearían tener, responden en su inmensa mayoría que “un trabajo por cuenta ajena”, expresado de diversas formas que recogen un anhelo común: un puesto de trabajo dónde se gane mucho, no quite mucho tiempo, con personas a su cargo y un buen despacho . . . Y, a ser posible, de funcionario.
Cuando se les pregunta si han valorado la posibilidad de crear su propia empresa, seguir con el negocio familiar, o trabajar por cuenta propia, la respuesta es desalentadora: “ni de coña”. Los que ven a sus padres desangrarse sacando adelante un pequeño negocio no quieren continuar su andadura ni de broma. Los que ven a sus padres como autónomos buscándose el sustento con el sudor de su frente no lo quieren para sí ni en pintura. Y, por supuesto, casi ninguno ha pensado en montar su propia empresa.
Bien es cierto que con dieciséis o diecisiete años se carecen de los instrumentos necesarios para analizar con rigor cosas tan complicadas, pero no es menos cierto que existe un rechazo casi frontal a todo aquello que requiera esfuerzo.
Si estas cuestiones se plantean en educación primaria o en los dos primeros cursos de secundaria nos aparece un retrato social con sobreabundancia de futbolistas y modelos, presentadoras de televisión y actrices, bailarinas y cantantes. En definitiva la fama, el dinero . . . etc.
En un país dónde la crisis económica campa a sus anchas; dónde el desempleo se convierte en el rubor de las economías desarrolladas; dónde la deflación, la recesión y la crisis son primas hermanas de una familia arruinada; dónde no se ve ni se huele la salida del kilométrico túnel . . . ¿en qué estamos educando a los protagonista de nuestro futuro?, ¿qué modelos ponemos a su alcance como ejemplos a seguir?
Estos entre otros. Puedes añadir los que quieras, se me pasarán muchos:
1.- No leas, ve la tele.
2.- No hables, mira y gesticula.
3.- No escribas, manda sms.
4.- No escuches, haz como los políticos.
5.- No respetes a nadie, a tus padres y profesores tampoco, son unos pringaos.
6.- Haz caso al Risto, al Wyoming y a sus clones.
7.- Sigue tus instintos, sobre todo el sexual, no pretendas ser tu dueño y señor.
8.- No te comprometas, no te responsabilices de nada.
9.-. Aprovéchate de lo que puedas y de los que puedas.
10.- Vive la vida en presente, porque estás jodiendo tu futuro.
Estos diez se resumen en dos, las cosas son para usar y cuantas más mejor, las personas también.

Con este panorama ponte a explicarles que la iniciativa, la responsabilidad, la formación . . . son las claves del éxito. Ponte a explicarles que la sociedad necesita emprendedores. Ponte a explicarles que generar riqueza no es malo sino más bien todo lo contrario. Ponte a explicarles que . . .
Ponte a explicarles lo que quieras que ya vendrán los sindicatos a manifestarse en contra de todo eso. Que ya vendrán los de la ceja a decirles lo contrario. Que ya vendrá ZP de su desayuno de oración con el saludo de Obama y con la maleta repleta de nuevas gilipolleces para decir en suelo patrio. Vale.