El título es de su autor: Miguel Ángel Pérez Álvarez y el subtítulo mío: “O el desastre de la educación universitaria en España; campo de batalla de políticos inútiles, docentes metidos a políticos y discentes que aprovechan las supuestas ganancias del río revuelto”.
Miguel Ángel es amigo y la amistad requiere esfuerzo para no convertirse en “conocidos y va que chuta”; también es catedrático de Derecho Civil de la UDC, de los de antes, y la cátedra requiere esfuerzo para no convertirse en un jeta o para no salir pitando viendo como está el patio que se nos descubre en el libro.
Ese esfuerzo, de amigo, es el que creí que debía hacer comprando y leyendo “Muerte en la Universidad” durante las navidades, que ya tienen su propio esfuerzo material y espiritual. Pero ese esfuerzo, raudo se conformó en sorpresa, dedica el libro a Mou, y más pronto que tarde en agradecimiento, admiración y congoja.
Agradecimiento porque una vez empezado quieres seguir leyendo; admiración porque, en menos que se persigna un monaguillo loco, comprendes lo que es el plan Bolonia y su versión española; y congoja por el temor de que al autor le ocurriere lo mismo que al finado protagonista de la historia a su regreso a las aulas, después del parón del Adviento, la Navidad y la Epifanía.
Mientras escribo este post no me han llegado noticias de lo que sería un desgraciado acontecimiento. Tal vez porque esta denuncia novelada no ha llegado a quienes se puedan sentir identificados con algunos personajes retratados, o porque eliminado el pecado no existen pecadores y ni el Tato piensa que hace mal su trabajo.
El libro, en cuestión, ha tenido que competir, por unidades de mi tiempo dedicado a la lectura, con el “Archipiélago Gulag” de Aleksandr Solzhenitsyn y con el “Kaputt” de Curzio Malaparte. Grandes competidores a los que ha desplazado. Es por ello que recomiendo su lectura.
En estos tiempos de muchas crisis, nos da a conocer una, de las que con más dificultad vamos a salir y de la que difícilmente se podrá zafar la mayoría de los jóvenes en edad de merecer estudios superiores. La igualdad de oportunidades, en cuanto una formación de calidad y que sirva para algo se resquebraja. Ahora, más que nunca, el que disponga de medios económicos para costearse lo que no obtendrá en el “Grado” será candidato a los mejores puestos. Triste final de la demagogia igualitaria.
“Muerte en la universidad” te hará reír por no llorar.
Lo edita Civitas, prestigiosa editorial jurídica que por vez primera edita una novela. Y si has llegado hasta aquí, amable lector, no dudes en leerlo, te sorprenderá.
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